orsten Krude, profesor de Biología Celular de la Universidad
de Cambridge y miembro del Darwin College, es el editor de estos ensayos
basados en el ciclo de conferencias con que esta entidad conmemoró en el año
2003 el cincuenta aniversario del descubrimiento de la estructura de la doble
hélice del ADN. Tales conferencias fueron encomendadas a notables especialistas
en distintas disciplinas que, independientemente unos de otros y de modo muy
personal, exploraron las consecuencias de aquel descubrimiento llevándolas
hacia esferas de la vida moderna muy diferentes e importantes tanto para la
ciencia como para la sociedad.
Aaron Klug, premio Nobel de Química 1982, abre el ciclo describiendo cómo se llegó a éste descubrimiento, los caminos erróneos que se siguieron hasta la construcción del modelo final, con una acogida algo reacia antes de su confirmación. Incluye también un breve resumen de los resultados de las investigaciones posteriores sobre la replicación de la molécula y la transcripción de la secuencia de ADN.
Alec J. Jeffreys es célebre por su invención de la “huella genética” con su implicación en otras ramas, especialmente en los campos de variabilidad y mutación del ADN humano. Precisamente de esa huella genética trata su exposición, y de su impacto en la vida de personas involucradas en investigaciones criminales, disputas de paternidad, inmigración, etc.
El capítulo siguiente, sobre el ADN antiguo, cuyo autor es Svante Päabo, describe los problemas planteados en la extracción y el estudio de ADN de restos hallados en excavaciones arqueológicas y paleontológicas, a veces en estado muy deteriorado. Sin embargo, estos análisis se han realizado con éxito en el caso de relaciones genealógicas de organismos extinguidos, discutiendo como ejemplo las de los moas, el lobo marsupial y los neandertales.
Ron Laskeay dedica su intervención, “ADN y cáncer”, a la comprensión de esta enfermedad y su tratamiento, habida cuenta de que esencialmente es debida a daños en el ADN. Paradójicamente, dos de los tratamientos más importantes para el cáncer están basados en infligir aún más daños al ADN, hasta el punto de que las células dañadas se suicidan.
Malcolm Grant es abogado ambientalista y catedrático de Economía de la Tierra y estudia en “ADN, biotecnología y sociedad” las actividades sociales ante los avances en biotecnología, la resistencia con que se oponen a los cultivos transgénicos y la polarización del debate sobre la relación ciencia-tecnología-sociedad, lo que le lleva a considerar la necesidad de desarrollar procesos políticos más abiertos que contribuyan al pensamiento social de forma inteligente.
Robert Winston, especialista en biología reproductiva y del desarrollo, aborda temas especialmente vinculados al conocimiento actual del ADN en el ámbito de la medicina reproductiva, discutiendo aspectos del embrión humano, el proceso del envejecimiento de las mujeres, desarrollo de los gametos y defectos en la implantación del embrión, fertilización in vitro, clonación y animales transgénicos y células madre embrionarias. Por su parte, la psicóloga Dorothy Bishop expone el debate entre los lingöistas y los psicólogos sobre la especialización en el lenguaje de los humanos. Hoy empiezan a oirse voces más moderadas que arrojan luz sobre nuestra comprensión de las complejas rutas que van desde los genes hasta el comportamiento pasando por la neurobiología.
Finalmente Onora O’Neill se adentra en los aspectos éticos que surgen del conocimiento genéticos. Aparte de las disputas entre entusiastas y alarmista frente a las implicaciones éticas de aquel conocimiento, hay que hacer frente a asuntos que tienen que ver con el uso y el control de la información genética y su propiedad personal, familiar o colectiva.
Variedad de temas, como se ve, tratados con autoridad por distinguidos especialistas pero, al mismo tiempo, como es propio de conferencias que pueden contar con un público heterogéneo, expuestos con el magisterio de quienes saben hacerse entender por él.
Aaron Klug, premio Nobel de Química 1982, abre el ciclo describiendo cómo se llegó a éste descubrimiento, los caminos erróneos que se siguieron hasta la construcción del modelo final, con una acogida algo reacia antes de su confirmación. Incluye también un breve resumen de los resultados de las investigaciones posteriores sobre la replicación de la molécula y la transcripción de la secuencia de ADN.
Alec J. Jeffreys es célebre por su invención de la “huella genética” con su implicación en otras ramas, especialmente en los campos de variabilidad y mutación del ADN humano. Precisamente de esa huella genética trata su exposición, y de su impacto en la vida de personas involucradas en investigaciones criminales, disputas de paternidad, inmigración, etc.
El capítulo siguiente, sobre el ADN antiguo, cuyo autor es Svante Päabo, describe los problemas planteados en la extracción y el estudio de ADN de restos hallados en excavaciones arqueológicas y paleontológicas, a veces en estado muy deteriorado. Sin embargo, estos análisis se han realizado con éxito en el caso de relaciones genealógicas de organismos extinguidos, discutiendo como ejemplo las de los moas, el lobo marsupial y los neandertales.
Ron Laskeay dedica su intervención, “ADN y cáncer”, a la comprensión de esta enfermedad y su tratamiento, habida cuenta de que esencialmente es debida a daños en el ADN. Paradójicamente, dos de los tratamientos más importantes para el cáncer están basados en infligir aún más daños al ADN, hasta el punto de que las células dañadas se suicidan.
Malcolm Grant es abogado ambientalista y catedrático de Economía de la Tierra y estudia en “ADN, biotecnología y sociedad” las actividades sociales ante los avances en biotecnología, la resistencia con que se oponen a los cultivos transgénicos y la polarización del debate sobre la relación ciencia-tecnología-sociedad, lo que le lleva a considerar la necesidad de desarrollar procesos políticos más abiertos que contribuyan al pensamiento social de forma inteligente.
Robert Winston, especialista en biología reproductiva y del desarrollo, aborda temas especialmente vinculados al conocimiento actual del ADN en el ámbito de la medicina reproductiva, discutiendo aspectos del embrión humano, el proceso del envejecimiento de las mujeres, desarrollo de los gametos y defectos en la implantación del embrión, fertilización in vitro, clonación y animales transgénicos y células madre embrionarias. Por su parte, la psicóloga Dorothy Bishop expone el debate entre los lingöistas y los psicólogos sobre la especialización en el lenguaje de los humanos. Hoy empiezan a oirse voces más moderadas que arrojan luz sobre nuestra comprensión de las complejas rutas que van desde los genes hasta el comportamiento pasando por la neurobiología.
Finalmente Onora O’Neill se adentra en los aspectos éticos que surgen del conocimiento genéticos. Aparte de las disputas entre entusiastas y alarmista frente a las implicaciones éticas de aquel conocimiento, hay que hacer frente a asuntos que tienen que ver con el uso y el control de la información genética y su propiedad personal, familiar o colectiva.
Variedad de temas, como se ve, tratados con autoridad por distinguidos especialistas pero, al mismo tiempo, como es propio de conferencias que pueden contar con un público heterogéneo, expuestos con el magisterio de quienes saben hacerse entender por él.
"Ciencia, tecnología y sociedad" constituye el
tercer bloque del volumen. En esta parte se trata de propiciar una reflexión
sobre los nuevos retos y amenazas que plantea la ciencia en un mundo global de
recursos desigualmente distribuidos. En este sentido, un tema relevante, al que
está dedicada la primera contribución de José Antonio López Cerezo y José Luis
Luján (de las universidades de Oviedo e Islas Baleares, respectivamente), es el
examen de la naturaleza y características que debería tener lo que se ha
llamado "un nuevo contrato social para la ciencia". A continuación,
Daniel Sarewitz, politólogo de la Universidad de Columbia y consultor en el
Congreso norteamericano, realiza una interesante crítica de los criterios que,
desde la guerra fría, han venido orientando la política científico-tecnológica
de EE.UU. y otras naciones industrializadas. A modo de contrapunto desde el
Sur, Rodrigo Arocena y Judith Sutz, conocidos investigadores de Universidad de
la República en Montevideo, reflexionan sobre las realidades y los retos
abiertos para la universidad en Latinoamérica. Finalmente, Steve Fuller, un
destacado autor CTS de origen norteamericano y actualmente profesor en la
Universidad de Warwick (Reino Unido), aborda uno de las cuestiones más de moda
en el marco de la temática general de este volumen: el significado de la
llamada “sociedad del conocimiento”.
El cuarto bloque tiene por título "Ciencia, tecnología
y valores". Cuando se discuten las relaciones ciencia-sociedad, o la
relevancia política de la ciencia, el problema de los valores es algo que ocupa
invariablemente un lugar destacado. Es también el tema general de la
contribución de Javier Echeverría, Profesor de Investigación en el Instituto de
Filosofía del CSIC. Echeverría revisa en su aporte los distintos tipos de
valores que han de ser tomados en consideración al evaluar la tecnociencia. En
la segunda contribución, Francisco Álvarez, del Dpto. de Lógica y Filosofía de
la Ciencia de la UNED, defiende la necesidad de reconocer la incertidumbre y el
papel de los valores, sin por ello compartir una perspectiva irracionalista o
conservadora. Por su parte, Adelaida Ambrogi, Profesora de Filosofía de la
Ciencia de la Universidad de las Islas Baleares, realiza una crítica del
programa de “eugenesia utópica” defendido por P. Kitcher y el modelo de estudio
de la ciencia presupuesto. Por último, Javier Ordóñez, Catedrático de Historia
de la Ciencia en la Universidad Autónoma de Madrid, cierra esta parte con una
interesante reflexión histórica sobre la relevancia de la tecnología, y las
interacciones ciencia-tecnología-sociedad, a través de la evolución de las
artes de la guerra.
El último bloque está dedicado al tema “Ciencia, tecnología
y género”. La parte más numerosa de la sociedad es la constituida por la
mujeres. Sin embargo, como se denunció en el Congreso Mundial sobre la Ciencia
de Budapest, y como se tematiza recientemente en las páginas de la
revista Nature, las mujeres siguen siendo las grandes excluidas, por no
decir perjudicadas, de la institución científica. La primera contribución, a
cargo de Eulalia Pérez Sedeño, Catedrática de Filosofía de la Ciencia en la
Universidad del País Vasco, defiende que al introducir la categoría de género,
en una nueva comprensión de la ciencia y la tecnología, se redefine lo que sea
ciencia y tecnología. A continuación, tres reconocidas autoras en este campo:
Ana Sánchez, de la Universidad de Valencia, Amparo Gómez, de la Universidad de
La Laguna, y Paloma de Villota, de la Universidad Complutense de Madrid,
realizan interesantes revisiones del estado de los estudios de género y ciencia
en los ámbitos respectivos de las ciencias biomédicas, las ciencias sociales y
la economía. Para finalizar, Marta González, profesora de la Universidad Carlos
III de Madrid, expone lúcidamente algunas características epistemológicas
generales de los estudios de género y ciencia, que aproximan éstos a los nuevos
enfoques naturalistas en el estudio de la ciencia.
Determinación social del conocimiento científico y
tecnológico Causalidad de la ciencia y la tecnología sobre el cambio social: •
Ciencia básica-ciencia aplicada- tecnología - innovación : definiciones y
relaciones • Modelos lineales e interactivos • Los resultados de la I+D – los
impactos en la sociedad • Múltiples determinaciones en la implementación de una
práctica social Tesis sobre la ciencia como fenómeno social Funciones : –
Producción de conocimiento – Estructuración del conocimiento – Acopio de
conocimiento – Distribución del conocimiento – Utilización del conocimiento. –
Mandatos del conocimiento Sistema de conocimiento • Economía • Política. •
Comunidad (en términos de sociedad civil). • Dominios institucionales
especializados (salud, educación, ley, bienestar social, seguridad social). •
Individuos y población (actitudes públicas hacia la ciencia, percepción,
variables demográficas. • Cultura y valores (industria cultural, creencias,
valores, normas y comportamientos). Dimensiones sociales sobre las que impacta
la ciencia: • ¿es posible cuantificar los efectos positivos de la ciencia en el
bienestar social? • Dificultad de análisis de procesos de “transferencia” entre
ciencia y sociedad • Impacto social • “intensidad científica” de determinados
campos sociales (salud, educación, etc.). Las instancias mediadoras entre
ciencia y sociedad • Sistemas de innovación. • actores sociales: instituciones
científicas y tecnológicas, Estado, ONGs., empresas. Intereses cognitivos e
intereses sociales • Aspectos socio-culturales. Conocimiento y desarrollo
social. Conocimiento científico - conocimiento “local” , “spill over” ,
divulgación y popularización de la ciencia. Ciencia y educación Las instancias
mediadoras entre ciencia y sociedad a) Análisis de la oferta de conocimiento
b)Análisis de la instancia de intermediación entre el conocimiento producido y
los beneficiarios finales c) Análisis del uso de conocimiento científico y
tecnológico en bienes, servicios o acciones de diversos sectores
institucionales d)Análisis de los efectos (positivos o negativos) en la
población de la incorporación de conocimiento científico y tecnológico en
prácticas sociales, hábitos e instituciones Estrategia de medición según
niveles de observación de la relación ciencia-sociedad ciertas características
del conocimiento disponible aumentan las probabilidades de dinamizar la
transferencia tecnológica.
La Revolución científica fue una época asociada
principalmente con los siglos XVI y XVII, en que nuevas ideas y conocimientos
en física, astronomía, biología, medicina yquímica transformaron
las visiones antiguas y medievales sobre la naturaleza y sentaron las bases de
la ciencia moderna.1 2 3 4 5 6 De
acuerdo a la mayoría de versiones, la revolución científica se inició en Europa hacia
el final de la época del Renacimiento y
continuó a través del siglo XVIII (la Ilustración).
La esencia real de la Revolución Científica comprendió un
amplio espacio, en el cual se desarrollaron los hechos que dieron origen a
dicho evento. Esta revolución, como su nombre lo indica, representó el cambio
paradigmático de la era en que reinaban formas de proceder como la especulación
y la deducción. Pasando a tiempos en el cual se procede mediante una forma más
sustentada, es decir, con soportes firmes basados en la ciencia pura, para
dejar de lado la visión aérea de los hechos. Esta revolución, presentó las
razones por las cuales la asimilación de un nuevo tipo de fenómeno o de una
nueva teoría científica debe exigir el rechazo de un paradigma más antiguo. La
idea de la Revolución no se derivan de la estructura lógica del conocimiento
científico; pues podría surgir un nuevo fenómeno sin reflejarse sobre la
práctica científica pasada.
La ciencia
medieval fue significativa en el establecimiento de una base para la
ciencia moderna. El historiador y científico J. D. Bernal8 9 10 afirmó
que «el renacimiento hizo posible una revolución científica que permitió a los
eruditos ver el mundo bajo una luz diferente. La religión, la superstición y el
miedo fueron reemplazados por la razón y el conocimiento».11 James
Hannam dice que, si bien la mayoría de los historiadores piensan que algo
revolucionario sucedió en ese tiempo, «el término “revolución científica” es
otra de esas etiquetas históricas prejuiciosas que no explican nada. Usted
podría llamar a cualquier siglo desde el XII al XX, una revolución en ciencia»
y que el concepto «no hace más que reforzar el error de que antes de Copérnico
nada de importancia en ciencia se llevó a cabo».12 A
pesar de algunos desafíos a puntos de vista religiosos, muchas figuras notables
de la revolución científica —incluyendo Nicolás Copérnico, Tycho
Brahe, Johannes Kepler, Galileo
Galilei, e Isaac Newton— siguieron siendo devotos en su fe.13
Este periodo experimentó una transformación fundamental en
las instituciones de apoyo a la investigación científica, y en la visión del
universo. La revolución científica condujo a la creación de varias ciencias
modernas. Muchos escritores contemporáneos e historiadores modernos sostienen
que hubo un cambio revolucionario en la visión del mundo.
El sociólogo e historiador de la ciencia Steven Shapin
comenzaba su libro, The Scientific Revolution , con la paradójica
afirmación: «No hay tal Revolución científica, y este es un libro acerca de
ella».14 Aunque
los historiadores de la ciencia siguen discutiendo el significado exacto del
término, e incluso su validez, la revolución científica sigue siendo un
concepto útil para interpretar muchos cambios en ciencia.
La idea del mundo y el Universo[editar]
Las bases de la Revolución científica estaban en la
hipótesis astronómica, es decir, en las propuestas sobre la conformación
del Universo o la visión del mundo que tenían los más destacados autores.
La teoría aristotélica fue lo más aceptado
como explicación de los fenómenos del cielo, (independientemente de las
creencias cristianas) hasta que a principios del siglo XVI, comenzaron a
hacerse observaciones más atentas a los cuerpos celestes al señalar muchas de
las propiedades de estos, después junto con ello apareció la nueva
propuesta de Nicolás Copérnico sobre la conformación del
Universo y a partir de esta surgen otras más.
El primer modelo astronómico importante correspondió
al heliocéntrico, propuesto por Copérnico en su
obra De revolutionibus orbium coelestium.
El modelo consiste en la ubicación del Sol como centro del Universo, la Tierra
se encuentra girando alrededor de este Sol junto con la luna y los demás
planetas. Esta postura todavía tenía semejanza con las ideas antiguas, ya que
Copérnico indicó que, el movimiento de los cuerpos es siempre circular y que
además el Universo entero es finito y esférico. La religión de entonces no
asimiló con hostilidad esta teoría, debido a que ya estaba acostumbrada a los
primeros sistemas planetarios antiguos y además el sistema copernicano no tuvo
mucha influencia pública.
Años después de la muerte de Copérnico en 1543, un astrónomo
y observador llamado Tyco Brahe, tuvo una diferencia notable con Copérnico
al revelar su sistema planetario el cual consistió en que la Tierra se ubica en
el centro, en torno a ella giran el Sol y la Luna y las estrellas están fijas.
El sol da una vuelta de 24 horas y arrastra con él a todos los demás planetas.
Estas observaciones motivaron más tarde a Johannes
Kepler a revelar el verdadero movimiento orbital de los
planetas. Charles Singer en su Historia de la
ciencia confirma lo siguiente: “La tentativa de Tycho Brahe de representar
la estructura del Universo conforme la figura ideal del círculo, fue el último
gran esfuerzo del espíritu pitagórico, salvo por lo que toca a su discípulo
Kepler. El Siglo Rebelde exigió pruebas directas de la concepción de la
estructura del mundo”
Modelo planetario de Kepler
Fue hasta inicios del siglo XVII en que la idea del mundo
adquiere una solidez importante, Kepler publicó sus descubrimientos donde
revela que la Tierra y los demás planetas son los que realizan su recorrido
alrededor del Sol y que además la trayectoria de estos no era de forma circular
si no elíptica (Cosa que determinó en base a las ideas de Tycho Brahe) y
que el Sol está situado en uno de los focos de cada elipse por lo que cada
órbita elíptica tiene este foco en común. También que la velocidad de los
planetas varía mucho dependiendo de su cercanía al Sol. Kepler justifica la
armonía matemática del Universo y lo expresa en su obra Mysterium Cosmographicum
Por otro lado el físico italiano Galileo
Galilei,con la ayuda del telescopio y su observación, descubrió varias
propiedades de la Luna, los satélites de Júpiter, entre otras cosas pero
lo más importante de sus estudios es que también se aferró fielmente a la
teoría heliocéntrica y publica su obra Sidereus
nuncios, donde fundamentó sus descubrimientos y con ellos demostró la
veracidad básica de lo que elsistema copernicano estableció. Con su
obra pretendió que fuese reconocido al máximo. En este momento Kepler y Galileo
hacen contacto entre sí, al principio ellos tendían a rechazarse el uno al otro
porque sus diferencias en nacionalidad y religión los convertía en adversarios,
sin embargo tenían en común sus observaciones y la idea de defender el
heliocentrismo, cosa que estimuló una especie de alianza entre ellos.
Estas pretensiones llegaron tan lejos que alcanzaron a
incomodar a la iglesia y no hubo de otra más que juzgar a Galileo por la
defensa de sus determinaciones. Los argumentos en contra de él consistieron en
que Galileo introdujo doctrinas que contradicen a la física aristotélica,
alterando toda la base teológica, además, quitar a la Tierra del centro del
Universo resulta alterante para la iglesia. Sin embargo Galileo tenía
puntos a favor y es que, la autoridad escolástica no se opuso nunca a la teoría
de Copérnico, por lo que los libros de Galileo no debían causar ningún daño.
Galileo Galilei. Retrato a lápiz de Leoni.
La revolución científica no se caracterizó por un solo cambio.
Las siguientes ideas contribuyeron a lo que se llama revolución científica:
La sustitución de la Tierra como centro del
universo por el heliocentrismo.
Menosprecio de la teoría aristotélica de que la materia era
continua e integrada por los elementos tierra, agua, aire y fuego, porque su
rival clásico, el atomismo, se prestaba mejor a una «filosofía mecánica» de la
materia.17 18
La sustitución de las ideas mecánicas aristotélicas19 con
la idea de que todos los cuerpos son pesados y se mueven de acuerdo a las
mismas leyes físicas.
La inercia reemplazó a la teoría del ímpetu medieval
que proponía que el movimiento no natural (movimiento rectilíneo «forzado» o
«violento») es causado por la acción continua de la fuerza original impartida
por un impulsor sobre el objeto en movimiento.20 21
La sustitución de la idea de Galeno sobre
los sistemas venoso y arterial como dos sistemas separados, por el concepto
de William Harvey de que la sangre circulaba de
las arterias a las venas «impulsada en un círculo, y en un estado de constante
movimiento».22
Según Galileo,
el núcleo de lo que llegó a ser conocido como método científico en las ciencias físicas
modernas se establece en su libro Il
saggiatore, y sería el concepto de una interpretación sistemática y
matemática de experimentos y hechos empíricos:
La filosofía [i.e., la física] está escrita en este gran
libro —me refiero al universo— que permanece continuamente abierto a nuestra
mirada, pero no se puede entender a menos que primero se aprenda a comprender
el lenguaje y la interpretación de los caracteres en que está escrito. Está
escrito en el lenguaje de las matemáticas y
sus caracteres son triángulos, círculos y otras figuras geométricas, sin las
cuales es humanamente imposible entender una sola palabra de él; sin estos, uno
está dando vueltas en un oscuro laberinto.23
No obstante, muchas de las figuras importantes de la
revolución científica compartían el respeto renacentista por
el aprendizaje antiguo y citaban linajes antiguos para sus innovaciones.
Nicolás Copérnico (1473-1543),24 Kepler (1571-1630),25 Newton (1642-1727)26 y Galileo
Galilei (1564-1642)1 2 3 4 trazaron
diferentes ascendencias antiguas y medievales para el sistema heliocéntrico. En los escolios a
los axiomas de su obra Principia ,
Newton decía que sus tres
leyes axiomáticas del movimiento ya fueron aceptadas por matemáticos
como Huygens (1629-1695), Wallace, Wren y otros,
y también, en apuntes en sus borradores de la segunda edición de
los Principia, atribuyó su primera ley del movimiento y su ley de la
gravedad a varias figuras históricas.27 De
acuerdo con el mismo Newton y otros historiadores de la ciencia,28 la
primera ley del movimiento de susPrincipia era
el mismo principio contrafactual de Aristóteles del movimiento interminable en
el vacío, que escribió en Física 4.8.215a19-22, y también fue apoyado
por los atomistas de la Antigua
Grecia y otros.
El modelo geocéntrico era prácticamente
aceptado por todo el mundo hasta 1543, cuando Nicolás Copérnico publicó De revolutionibus orbium coelestium,
y continuó siendo ampliamente aceptado en el siguiente siglo. En la misma
época, los resultados de Vesalio corrigieron
las anteriores enseñanzas anatómicas de Galeno, que se basaban en la disección
de animales, y se suponía que debían servir de guía para el cuerpo humano.
Anton van Leeuwenhoek, la primera persona en
usar unmicroscopio para
ver las bacterias.
Andreas Vesalius (1514-1564) fue autor de uno
de los libros más influyentes sobre anatomía humana, De humani corporis fabrica,,29 también
de 1543. El cirujano francés Ambroise
Paré (c.1510-1590) es considerado uno de los padres de la cirugía,
líder en técnicas quirúrgicas y medicina de batalla, en especial el tratamiento
de heridas. Basándose en parte en las obras del cirujano y anatomista italiano
Matteo Realdo Colombo (c. 1516-1559), el anatomista William
Harvey (1578-1657) describió el sistema circulatorio.30 A Herman
Boerhaave (1668-1738) se le llama a veces «padre de la fisiología»,
debido a su enseñanza ejemplar en Leiden y el libro de texto Institutiones
medicae (1708).
Entre 1650 y 1800 se desarrolló la ciencia de la odontología moderna.
Se dice que el médico francés Pierre Fauchard (1678-1761) inició la ciencia de
la odontología tal y como la conocemos hoy en día, y ha sido llamado «padre de
la odontología moderna».31
Pierre Vernier (1580-1637) fue el inventor y
epónimo de la escala
vernier utilizada en aparatos de medición.32 Evangelista Torricelli (1607-1647) fue
conocido por su invención del barómetro.
Aunque Franciscus Vieta (1540-1603) dio la primera
notación del álgebra moderna, John
Napier(1550-1617) inventó los logaritmos,
y Edmund Gunter (1581-1626) creó las escalas logarítmicas (líneas o reglas) en
las que las que se basan las reglas de cálculo. William
Oughtred (1575-1660) fue el primero que utilizó dos escalas que se
deslizaban entre sí para realizar lamultiplicación y
la división directa, y así es reconocido
como el inventor de la regla de cálculo en 1622.
Blaise Pascal (1623-1662) inventó la calculadora
mecánica en 1642.33 La
introducción de su pascalina en 1645 puso en marcha el desarrollo de
calculadoras mecánicas por primera vez en Europa y posteriormente en todo el
mundo. También hizo importantes contribuciones al estudio de los fluidos y
aclaró los conceptos de presión y vacío,
generalizando la obra de Evangelista Torricelli. Escribió un tratado
importante sobre la geometría proyectiva, a la edad de dieciséis
años. Más tarde mantendría correspondencia con Pierre
de Fermat (1601-1665) sobre la teoría de la probabilidad, influenciando
enormemente el desarrollo de laeconomía moderna
y las ciencias sociales.34
Gottfried Leibniz (1646-1716), basándose en
el trabajo de Pascal, se convirtió en uno de los inventores más prolíficos en
el campo de las calculadoras mecánicas; fue el primero en
describir una calculadora de rueda de pines en
168535 e
inventó la rueda de Leibniz, que se utiliza en el Aritmómetro,
la primera calculadora mecánica de producción masiva. También perfeccionó el
sistema numérico binario, base de casi todas las arquitecturas de computadora
modernas.
PROGRESOS EN LA CIENCIA Y TÉCNICA
A partir de la década de 1940, el progreso de la ciencia aplicada y el desarrollo de la técnica, adquirieron un ritmo vertiginoso impulsados por la guerra y la competencia comercial. Los Estados Unidos, empeñados en mantener la preponderancia mundial de su liderazgo tecnológico, encabezaron estas actividades.
A partir de la década de 1940, el progreso de la ciencia aplicada y el desarrollo de la técnica, adquirieron un ritmo vertiginoso impulsados por la guerra y la competencia comercial. Los Estados Unidos, empeñados en mantener la preponderancia mundial de su liderazgo tecnológico, encabezaron estas actividades.
La investigación, hasta entonces limitada al laboratorio y a
la Universidad, fue notablemente ampliada. Hoy la llevan a cabo grandes
empresas fabriles privadas y entes estatales, que invierten cuantiosos recursos
en refinado instrumental de precisión. La investigación, cuidadosamente
planificada de antemano, es confiada a profesionales organizados en el trabajo
en equipo.
Como consecuencia de esto, también se ha extendido el
llamado desarrollo, consistente en encontrar técnicas adecuadas para aplicar
los descubrimientos científicos.

Continuó su labor en la Universidad de Princeton, hasta
fallecer en 1955. Sus teorías, de extraordinaria audacia intelectual,
modificaron radicalmente las ciencias físicas, dotándolas de nuevas bases
filosóficas. Con el conjunto de sus ideas constituyó su Teoría de la
Relatividad, ésta afirma que la materia puede transformarse en energía.
Niels Bohr, Enrico Fermi y James Chadwick, entre otros,
profundizaron el estudio de la constitución íntima del atonto. Sus primeras aplicaciones
fueron de índole militar. En el centro científico de Oak Ridge (EE.
UU.) se fabricó la primera “bomba atómica”, cuyo extraordinario poder proviene
de la transformación de materia en enegía. Hoy en día son múltiples los usos
pacíficos de la energía atómica.
En 1957 entró en funcionamiento en Shippingport, cerca
de la ciudad de Pittsburgh, la primera central nuclear productora
de electricidad comercial. Luego se multiplicaron las unidades de ese tipo por
todo el mundo. El submarino “Nautilus” fue el primer buque impulsado por energía
atómica, seguido por rompehielos, portaaviones y barcos mercantes. Se tratan
actualmente proyectos de navíos espaciales atómicos para explorar otras
galaxias.
Partículas radiactivadas se utilizan en diagnósticos y tratamientos médicos y para la detección de fallas en máquinas.
Partículas radiactivadas se utilizan en diagnósticos y tratamientos médicos y para la detección de fallas en máquinas.
El rayo láser —haz concentrador de luz—, descubierto por
Teodoro Maiman en 1960, se emplea tanto en cirugía como en corte de metales;
otra aplicación en proyecto es la transmisión de energía a distancia.
La exploración del espacio exterior se inició con trabajos
sobre proyectiles guiados (“bombas voladoras”) efectuados en Alemania durante la
guerra. Terminada la contienda, estos científicos, ingenieros y técnicos
pasaron a los Estados Unidos y a Rusia, y allí continuaron sus trabajos. Entre
ellos estaba }, director
del programa espacial norteamericano y responsable de la llegada del hombre a
la luna.
El 4 de octubre de 1957, Rusia colocó en órbita al Sputnik,
primer satélite artificial de la Tierra. El 12 de abril de 1961 hizo lo propio
con Yuri Gagarin, el primer astronauta.
Siguieron otras expediciones en que los astronautas
exploraron parte de la superficie lunar recorriéndola en vehículos. Los rusos
realizaron una tarea similar empleando artefactos no tripulados.
Otros navíos no tripulados (sondas espaciales) enviaron
fotografías, imágenes televisivas y gran acopio de informaciones desde Marte y
Venus, extendidas a los demás planetas de nuestro sistema solar.
Una aplicación es el sistema de guía de proyectiles
(misiles) que viajan miles de kilómetros hacia un objetivo prefijado,
corrigiendo automáticamente su curso con referencia a la posición de las
estrellas.
La Química investigó profundamente la naturaleza de las
reacciones utilizando los conocimientos de la física nuclear y de otras
disciplinas afines, como la termodinámica y la metalurgia. Grandes progresos
brindó el empleo del microscopio electrónico.
Está basado en la ampliación de la imagen por un campo
magnético, fenómeno observado por Luis de Broglie en 1932. La espectrografía y
!a cromatografía (separación de elementos por filtración), agilizaron los
procedimientos de análisis..
La ciencia es definida en la cultura occidental como el
conocimiento sistemático elaborado mediante observaciones y técnicas para la
organización y adquisición de conocimiento sobre la estructura y función de un
conjunto de hechos objetivos y accesibles a varios observadores además de estar
basada en un criterio de verdad y una correlación permanente.
El desarrollo de lo que conocemos como ciencia es resultado
de una necesidad humana de dar explicación y solución a conceptos desconocidos,
conceptos desconocidos que provienen de la conciencia de algún fenómeno que
luego es planteado como problema y por lo tanto cualquier problema a resolver,
que es abordado, generará conocimiento.
Sin embargo, en la opinión de un servidor, el concepto de
“ciencia” debería limitarse a ser considerado como tal, sólo como lo señalo:
“un concepto” para dejar de lado un gran misticismo que la palabra trae
consigo, porque ciencia entonces significa que todo lo que no esté
sistematizado y ordenado o en concordancia quedaría fuera. Para ejemplificar
esto me remonto al las culturas mesoamericanas antes del choque cultural con
occidente, cuando sus conocimientos se originaron de creencias y pragmatismos
basados en necesidades humanas, lo que sugiere que para los mesoamericanos el
conocimiento “puro” era considerado irrelevante y árido, cosa que contrasta con
la ciencia occidental que plantea que la ciencia debe ser basada en criterios
de verdad (idealmente), esto último dejaría fuera gran parte del conocimiento y
el efecto generado por las creencias, lo que significaría que la “ciencia” no
existía como tal en la Mesoamérica precolombina.
El desarrollo del “conocimiento” desde una “visión” propia
contempla una infinidad de “concepciones” que se ajustan a cada vivencia
individual y a cada vivencia cultural. El desarrollo humano depende de los
conceptos “alrededor” y “yo”. Sin embargo la influencia externa a una cultura
produce que las concepciones cambien y los conceptos adquieran nuevas formas.
Por ejemplo, el calendario Olmeca heredado a Mesoamérica y luego a la cultura
occidental, produjo la adaptación de medición temporal diferente a la que se
conocía por los occidentales.
En el hoy, el occidentalismo esta fundamentado en la
exclusión y el consumismo, que produce una “inanición” cultural en pueblos que
están en contacto con ella y que al final terminan y terminarán por adoptar y
depender de él, suprimiendo sus conocimientos como “no verdaderos” y
adquiriendo otros como “verdaderos”.
Por lo anterior, en mi opinión, para evitar la disolución de
las culturas y el conocimiento de ellas, los pueblos deben tomar conciencia de
las características de otras formas culturales y de las propias, de esta manera
la conciencia del “si mismo” proveerá de “identidad” pero no debe llegar al
“nacionalismo”. Como consecuencia, cada pueblo sería capaz de distinguir que
persigue cada característica de otra cultura y cuando se trate de la supresión
del “si mismo” esta característica podría ser ignorada y/o rechazada. Al
fomentar la identidad cultural, al conservar los conceptos y las concepciones
diferentes, se incuba el desarrollo y producción de lo que llamamos
“conocimiento” independientemente de los métodos y criterios de verdad. La
solución de problemas propios creará las condiciones para que el individuo
modifique su entorno y al mismo tiempo cree “conocimiento” desde su “identidad”
cultural. No se puede desarrollar la “ciencia” en un pueblo o individuo sin
identidad cultural, pues la “ciencia” es el resultado de la cultura.
La imposición cultural, el consumismo, el arte, etcétera, de
origen occidental, a base de prejuicios, han excluido y logrado dar la “imagen”
de que todas las otras culturas son formas de vida “primitivas” e “inadaptadas”
concibiendo los medios para que esto sea absorbido y aceptado por muchas de
estas formas culturales.
El fomento a la producción de “conocimiento” en formas
culturales diferentes a la occidental, debe ser el fomento del su propia forma
cultural y la convivencia con otras, no la imposición, pero esto es un proceso
natural de transmisión, adaptación, muerte, ajuste, cambio, descubrimientos,
aplicaciones, olvido, etcétera.
En resumen, el acopio de conocimiento (lo que nosotros
conocemos como ciencia), debe estar al servicio del hombre y no el hombre al
servicio de la “ciencia”, y el fomento de la cultura propia, respetando las
otras formas, creará el verdadero desarrollo.
Obviamente todo esto que aquí escribo no es nuevo, pero
servirá como recordatorio. Espero recordar que hay que crearnos la conciencia
de que el enajenamiento es solo para el beneficio de lo que algunos han llamado
“la nueva conquista”.
http://campus-oei.org/oeivirt/curricie/curri01.htm
http://www.upf.edu/pcstacademy/_docs/cosce_01.pdf
http://www.madrimasd.org/blogs/universo/2007/06/02/66914
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